miércoles, 29 de diciembre de 2010

¿Cómo se puede evitar la tragedia de los bienes comunes?, por Susana Laorden Hetfleder

El ensayo parte del juego realizado en clase: la clase se dividió en grupos y cada grupo poseía una bolsa con un número definido de judías. La bolsa fue rotando y pasando por cada uno de los miembros del grupo, que se veían obligados a coger un mínimo de una y un máximo de tres judías. Al finalizar cada ronda, se rellenaba la bolsa con el número de judías que había quedado en la bolsa. El objetivo consistía en lograr nueve judías: el que las consiguiera era el ganador del juego. En este caso las judías constituían el bien común, pero en modelos de mayor complejidad también incluyen bosques, pastizales, la vida silvestre y agua superficial y subterránea.

En el primer intento llevado a cabo cada miembro del grupo encontró más beneficioso coger más judías de las que la bolsa podía soportar, porque se aproximaban rápidamente a ganar el juego y sólo internalizaban una fracción del costo de la sobreexplotación de la bolsa, por lo que el resultado fue una trágica pérdida de los recursos o judías para los miembros de grupo. Así la libertad de la comunidad redundó en la ruina de todos.

Este primer caso corresponde con el modelo propuesto por Hardin, que afirma la tragedia inevitable de los bienes comunes motivada por el difícil y costoso control de acceso y por su carácter sustractivo (cada usuario es capaz de sustraer el bienestar de otros usuarios). La solución propuesta por Hardin al problema ejemplificado en la primera situación de juego consiste en la privatización de los bienes de uso común o manejarlos como propiedad pública y así distribuir el derecho de acceso y uso.

Aunque el juego se inició siguiendo el modelo seguido por Hardin, tras varios intentos, los miembros de cada uno de los grupos nos pusimos de acuerdo para controlar el acceso a nuestros recursos y establecimos un conjunto de normas de conducta que posibilitaban que todos los miembros del grupo ganábamos el juego si nos ajustábamos a las normas que previamente habíamos definido.

Este nuevo modelo de conducta responde a la tesis de Elinor Ostrom que posibilita la autorregulación del recurso dentro de un régimen de propiedad comunal a través de la construcción de instituciones, compromisos creíbles y supervisión mutua. Nuestro modelo de de juego cumplió las tres premisas ya que todos, por consenso, definimos la manera de actuar dentro de los compromisos definidos de mínimo y máximo de judías por ronda que en un modelo real podríamos asociar con la subsistencia, y nos obligamos a cumplir mutuamente el compromiso para lograr el bien común, que todos ganásemos el juego.

Así, concluyo el ensayo con una cita de McEvoy (1988): La gente no está desvalida sino que posee la capacidad de organizar y vigilar el uso de los recursos por parte de sus miembros, de distribuir los derechos de uso entre ellos y de ajustar los niveles de uso agregado para mantener un uso sustentable de los recursos.

Bibliografía:

- Formas de propiedad y acceso a los recursos naturales. Una evolución de la evidencia en torno a la tragedia de los comunes. David Feeny, Fikret, Bonnie JMcCay, James M Acheson.

- Reposando los bienes comunes: análisis socio-técnico sobre la construcción y regulación de los bienes comunes. Scientiae Studia.

- The Tragedy of the Commons. Garret Hardin. Science.