“A farewell to alms”, publicado por Gregory Clark, expone dos originales teorías sobre la historia de la economía. La primera se opone a la concepción general de progreso (el aumento del bienestar experimentado por la humanidad a lo largo de la historia), y la segunda trata de explicar a través de una perspectiva “biológico-cultural”, por qué la revolución industrial tuvo lugar en Inglaterra. Clark se apoya en la teoría malthusiana para demostrar que los niveles de vida de las sociedades preindustriales no eran superiores a los de los cazadores-recolectores del palelolítico. En cuanto a la segunda teoría, Clark sostiene que la revolución industrial se produjo en Inglaterra debido a la evolución de las familias más ricas. Estas tenían un mayor número de hijos, y al cabo de varias generaciones fueron conformando una “clase media”. A lo largo del tiempo, esta clase media fue creciendo en tamaño, y con ella, sus valores de ahorro, esfuerzo y trabajo fueron empapando la sociedad inglesa, preparando las condiciones para que protagonizara la Revolución Industrial.
No creemos que factores como la existencia de seguridad jurídica, una justicia eficaz y la defensa de los derechos de propiedad sean fórmulas vacías, como cree Clark. Al contrario, estos elementos son indispensables para que exista crecimiento económico, al favorecer el comercio y la iniciativa privada para arriesgar recursos. El comercio promueve el crecimiento y la especialización, permitiendo que las sociedades alcances mayores cotas de bienestar.
Lo que parece sorprendente es la poca atención que le da el profesor Clark al papel del Estado, teniendo en cuenta el importante papel que desempeñó antes y durante la Revolución Industrial. En el caso de Gran Bretaña, la organización del Estado era distinta que la de los países competidores, tenía mejor delimitados los derechos de propiedad y la actividad económica estaba menos regulada. Todo esto hizo que el mercado británico en determinados productos presentara menor regulación y mayor libertad económica en general.
El autor tampoco tiene en cuenta la importancia del crecimiento demográfico, que proporciona mercados del tamaño necesario para promover el comercio y la especialización y permite la aparición de innovadores. Para aquellas personas que piensan que somos demasiado en el mundo, podemos mencionar el estudio que realizó Thomas Sowell: "Coge el estado de Texas, divídelo en parcelas de 45 metros cuadrados, pon una casa en cada una y una familia de cuatro en cada casa y alojarías a toda la población mundial."
Imagen:
William Hogarth - Industry and Idleness, Plate 8; The Industrious 'Prentice grown right, & Sheriff of London